En el nuevo milenio, globalizado y neoliberal, el deporte se caracteriza por el profesionalismo y la comercialización y se inserta, como anillo al dedo, en el sistema económico mundial, cuyas relaciones lo condicionan y, a su vez, le imprimen sus características de desigualdad entre pobres y ricos, la dependencia de los centros de poder y la marginación para los débiles. Sin embargo, la característica que más distingue al deporte y a la actividad física hoy día, es su absoluta y abarcadora relación con la ciencia y la tecnología. No queda aspecto alguno de la práctica deportiva que no esté sometido a una verdadera avalancha de investigación científica e innovación y cambio tecnológico que ha propiciado que en muchas disciplinas deportivas, debido a especializados sistemas de entrenamiento y mejora tecnológica, en opinión de no pocos especialistas se esté topando con los límites fisiológicos.
Esto hace que la actividad deportiva y la cultura física en general, presenten una naturaleza tecnocientífica y en consecuencia, la formación de profesionales en esta esfera debe seguir una Educación Científico-Tecnológica que les permita a partir de sus conocimientos cierta independencia, autonomía para tomar decisiones, una cierta capacidad de comunicar, de decir y transferir tecnología y un cierto dominio y responsabilidad, frente a disímiles situaciones que se presentan en la profesión.
El punto de partida de nuestra propuesta radica en el presupuesto de que la actividad científica y la tecnológica, actualmente, son inseparables y cada vez más interconectadas y dependientes, lo que ha traído consigo, que varios autores se refieran a este fenómeno con la acepción de tecnociencia. Según Núñez (1999) “Esta denominación no necesariamente conduce a cancelar las identidades de la ciencia y la tecnología, pero sí nos alerta que la investigación sobre ellas y las políticas prácticas que respecto a las mismas implementemos tienen que partir del tipo de conexión que el vocablo tecnociencia desea subrayar”. (p. 50)
El Deporte y la Cultura Física como esferas muy impactadas por la ciencia y la tecnología de punta, son un campo que está directamente bajo su influjo. Según Ruíz (1983) “…específicamente a partir de los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, se han transformado casi en su totalidad las concepciones del pasado; se han derrumbado los límites fisiológicos y consecuentemente superado casi todas las marcas establecidas para las disciplinas individuales (...) han cambiado las características de la Arquitectura Deportiva, la estructuras de las superficies y suelos, los sistemas de medición e información en virtud de la influencia del desarrollo electrónico, la iluminación, los espacios complementarios y el carácter integral y polivalente de las edificaciones”. (p.2)
Ruíz subraya que, el campo de acción de las ciencias y la tecnología en la Cultura Física y el deporte ha sido extraordinariamente variado, por edad, sexo, disciplinas deportivas y otros; resumiendo que las investigaciones en este campo pueden dividirse en cuatro niveles interdependientes:
Al analizar el impacto de estas investigaciones en el deporte de alto rendimiento, Ruiz concluye que, en la práctica han propiciado, entre otros, los aportes siguientes:
Todo lo anteriormente valorado, evidencia que en la esfera del deporte y la actividad física, el vocablo tecnociencia desempeña un papel relevante a la hora de evaluar las investigaciones, lo que justifica una educación de tipo científico-tecnológica.
Entendemos por Educación Científico-Tecnológica el proceso continuo de adquisición de conocimientos teóricos y prácticos y formación de valores en relación con la práctica tecnocientífica, que propicie una actitud crítica de los aspectos contradictorios presentes en las relaciones entre la actividad científico-tecnológica y las otras formas de actividad social.
Establecida esta nueva concepción, podemos orientarnos hacia cómo debería ser la Educación Científico-Tecnológica, como criterio operante en el contexto del trabajo educativo. Esto implica promover dentro de esta perspectiva, algunos elementos de formación continua que se hacen necesarios y entre los cuales se encuentran:
En el caso de nuestro profesional, se trataría de construir una representación de una situación integrando elementos motrices, biológicos, químicos, éticos, sociales, etcétera.
La Educación Científico-Tecnológica debe pasar por una enseñanza de las ciencias y la tecnología en su contexto y no como una verdad que fuera un mero fin en sí misma; es por eso que somos partidarios de una Educación Científico-Tecnológica con un enfoque CTS, que prepondera el análisis de la ciencia y la tecnología como procesos sociales.