La figura del gaucho en las décadas del 20 y del 30 tiene en efecto una revalorización muy fuerte en la Argentina (…). Pero en estos años se puede hablar de un verdadero arquetipo literario y cultural. Se convierte en una referencia nacional significativa, representante por excelencia del mundo del campo. Y por eso se va identificando a los jugadores de polo con esta figura del gaucho, porque esta figura también permite borrar los orígenes extranjeros del deporte. Esto va con los intentos de varios de los promotores del polo para hacer del polo un verdadero deporte nacional. Y el argumento principal es que es un deporte nacional porque en el marco de esta práctica reviven las tradiciones argentinas.