En el año 2001, las Naciones Unidas abrieron una Oficina especial denominada Oficina de las Naciones Unidas del Deporte para el Desarrollo y la Paz (UNOSDP por sus siglas en inglés.) Esta entidad se encargó (hasta el 30 de abril de este año) de liderar iniciativas que mostraran el deporte como un vehículo válido para promover el alcance de Objetivos de Desarrollo, incluyendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la paz. La Oficina ha sido cerrada por el Secretario General Antonio Guterres mientras anunciaba una nueva asociación con el Comité Olímpico Internacional (COI). Mezclar la UNOSDP con una comisión del COI es un error. Todo el conocimiento, experiencia, liderazgo político, credibilidad e independencia se perderán con esta fusión. El sector del deporte para el desarrollo y la paz perderá imparcialidad e independencia. Hacer parte del COI, una enorme y burocrática organización, significa perder identidad, foco y capacidad administrativa.
Todos sabemos que el COI está luchando contra viejos enemigos como el nepotismo y la corrupción. Las Naciones Unidas y la UNOSDP tienen al menos, mejor reputación que el Comité. El COI está interesado en los Juegos Olímpicos y todo lo que ellos representan, lo bueno y lo malo alrededor, incluyendo sus patrocinadores, quienes pagan millones de dólares para tener el monopolio de los Juegos y utilizarlos en su estrategia comercial. Algunos países podrían ver las actuaciones del COI en sus territorios como instrumento de poder para imponer sus valores y participar en la política local y regional. ¿Mantendrá el COI el enfoque del deporte para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible? ¿Cambiará el COI la Carta Olímpica para virar hacia los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible? No lo creo; los valores olímpicos de competencia, exclusividad y meritocracia se oponen a los valores promovidos por el sector como inclusión y participación. Algunos podrían decir que la Carta Olímpica es humanista y por lo tanto promueve los derechos humanos; pero, en la práctica, los Juegos Olímpicos, las candidaturas olímpicas y las organizaciones deportivas internacionales están minadas de fascismo, corrupción, elitismo, nepotismo, y violaciones a los derechos humanos.
Una de las oportunidades que puede traer este paso, es la de incrementar la visibilidad del deporte para el desarrollo y la paz como un medio para entender la práctica del deporte con propósitos de desarrollo social. De algo debe servir el poder sobre los medios que tiene el COI y sus instituciones. El sector del deporte para el desarrollo y la paz tiene un gran reto, y es el de ser reconocido como sector y no ser un apéndice del COI, en forma de una comisión de trabajo. Los Juegos Olímpicos son vistos en los países en vías de desarrollo como símbolo de poder económico y elitismo. El sector debería mantenerse lejos de este tipo de valores.
La UNOSDP no tiene ya más alternativas. Ha sido cerrada. La plataforma internacional de deporte para el desarrollo (sportanddev.org) debería hacer esfuerzos para liderar el surgimiento de una nueva organización que salve su liderazgo y legado. Una buena forma de hacerlo es a través de gobiernos, inversores privados y operadores locales; trabajando con ellos y los miembros de la plataforma bajo la figura de bonos de inversión social (ver más en www.socialfinance.org.uk/services/social-impact-bonds). Sé que es rápido para elaborar un plan, pero debemos considerarlo, al menos, la UNOSDP, ya no existe más.
Mauricio Hernández Londoño es Profesor e investigador en SENA Colombia
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