El folklore tiende a ser visto como algo que las generaciones sucesivas deben seguir repitiendo, pero tradiciones que siguen vivas se han ido modificando.
Nosotros compartimos lo más lindo de la barbarie;
el amor a la naturaleza, la armonía con ella, el valor de la vida cotidiana,
el culto a la amistad, los ritmos del tiempo, el espíritu de lucha
por lo que consideramos justo. (Carlos Pérez Zabala)
Luego de sus años de poeta vanguardista, de haber escrito en dicho periodo
El último poema del fútbol, uniendo, pese a pertinaces prejuicios lugareños, la poesía y el fútbol, los pensamientos de
Bernardo Canal Feijóo se deslizarán por distintos campos del saber.
En la edición concretada en la provincia de Santiago del Estero, en 1924, había poetizado, entre otras cosas, sobre las multitudes ligadas al fútbol y también, acerca de la gambeta, esa cualidad estética que derrocha creatividad y que se encuentra en las antípodas de cualquier intento regimentador, haciendo un original aporte a nuestra historia cultural.
Posteriormente utiliza otros instrumentos expresivos y transita, entonces, por nuevos caminos donde practica largamente el ensayismo e indaga la problemática de la nacionalidad postulando caminos alternativos que nos proporcione valores y sentidos propios.
Vivió en Santiago del Estero más de la mitad de su vida y antes de trasladarse a Buenos Aires Canal Feijóo funda PINOA – Planificación Integral del Noroeste Argentino -, institución que estuvo integrada por profesionales de diversas aéreas preocupados por la modernización social y cultural de una región relegada. Una de sus grandes preocupaciones fue la planificación regional. Consideraba que era necesario hacerla a fondo y detenerse en el análisis de los graves desaciertos en el diseño estructural del país. Había comprobado, en base a sus estudios, una gran incapacidad en las capas dirigentes para asumir nuestra totalidad geográfica.
En Burla, credo, culpa en la creación anónima, que Canal publica en Buenos Aires en 1951 reúne, corrigiendo lo que considera pertinente, ensayos publicados anteriormente que ven a las personas en toda su profundidad y complejidad. Se trata de imaginar, de poetizar, de deslumbrarse con algunos quehaceres que ayudan a tomar conciencia de la identidad.
No es conveniente clausurar las vías de la propia modernidad: es desde un lugar en el mundo y liberado de toda imposición, que se puede alcanzar una autentica universalidad.
En la primera parte de de dicho libro, en el capítulo que lleva por título Sociología, etnología y psicología en el folklore, analiza el llamado folklore nacional y aúna varias cuestiones tratando de comprender mejor el fenómeno y sobre todo los contrastes que existen allí.
Observa, el refinado estudioso, que son muchos los trabajos dedicados a la música y las poesías populares, mientras las dedicadas a otras artes son exiguas. Así se deja de lado casi por completo a las leyendas, fábulas, relatos, con el peligro de convertir la diferencia en causa de inferioridad.
Cuesta modificar esa tendencia, dice Canal, porque por lo general se prefiere siempre lo acabado a lo que hay que hacer. Además, el mercado necesita uniformar para poder expandirse.
El folklore tiende a ser visto como algo que alguien -uno o muchos- hicieron una vez hace años y que las generaciones sucesivas deben seguir repitiendo con filial y devoto automatismo, reflexiona Canal. Pero en realidad en el mismo coinciden anquilosamientos y desmemorias forzosas de mera vejez con veleidades y evasiones de mera juventud, agrega el pensador santiagueño.
Se puede concluir diciendo que si hay tradiciones que siguen vivas es porque se han ido modificado a lo largo de los años. Que es necesario despojarse de las anteojeras y hacer un esfuerzo por construir una modernidad propia, ligada a un desarrollo sociocultural que asuma todas las complejidades del lugar.
Cuando a la misma se la vacía culturalmente y mengua la solidaridad, los habitantes no tendrán más remedio que refugiarse en la nostalgia para darle sentido a la vida.
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