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Psicología

11.08.2021
Italy
ESP |

Cómo funcionan los casinos y cuál es su relación con nuestra psicología

Sólo en México, los casinos online mueven 600 millones de dólares. Un espacio para afrontar con mesura y templanza para extraer su jugo más sabroso: la emoción
Y es que la apetencia por la montaña rusa del riesgo y la expectativa es una condición humana que nos ha acompañado desde siempre
En busca de la emoción
El riesgo y el azar han sido casi desde siempre dos factores de carga emocional para el ser humano. Una combinación de texturas psíquicas cuya función es la de inducirnos a un estado de aparente descontrol que, por su misma naturaleza, añade a su certera carambola grandes dosis de divertimiento. Ya en nuestra infancia, y aunque quizás a causa de la ausencia de miedo, nuestro recreo coquetea a menudo con situaciones de azar y riesgo. Tanto si se trata de trepar a lo más alto de un viejo árbol, como si nos apostamos el almuerzo a una partida a cualquier juego. Razón por la que es natural que los juegos de azar ejerzan cierta influencia en nuestro apetito emocional.
Con ello, los casinos han formado parte del ecosistema de nuestro ocio como no sólo una actividad excitante, sino como, además, una oportunidad de conseguir un ingreso extra. Tras la invasión de Internet en todos los aspectos de nuestro día a día, donde se incluye evidentemente el ocio, los casinos online no han dejado de ganar más y más popularidad entre muchos. De hecho, basta con echar un vistazo a cualquier guía de casinos en línea para percatarse de la gran cantidad de oferta y de demanda de la que goza este sector. ¿La razón? Una combinación perfecta de probabilidad, expectativa, azar y riesgo que nos brinda un parapeto ante la monotonía del día a día.
 
¿Cuál es el objetivo de un casino?
Según el profesor emérito de psicología en la Universidad Laval, Robert Ladouceur, y como bien apunta en su estudio sobre los aspectos psicológicos de los juegos de azar y de dinero, 2 de cada 3 personas realizan apuestas de forma habitual. Esto se debe a que, ya desde sus primeros inicios en la historia, los casinos han sido una parte capital de nuestra sociedad. En otro tiempo, sirviendo tanto como elegantes espacios para reuniones de negocios bajo un clima distendido que encauzara un buen acuerdo, como dé lugar donde dejar atrás las preocupaciones y, simplemente, pasar el rato. En cualquier caso, templos imperecederos de nuestra frugal civilización.
Cuanto a su funcionamiento, el mecanismo que rige el juego en un casino físico no dista demasiado de su modalidad online. En esencia, un sujeto realiza una apuesta en función de su expectativa acerca de una yuxtaposición de factores azarosos. Si su predicción se cumple, éste gana o bien la cantidad apostada por otro u otros jugadores o el premio previsto por el juego en cuestión. Si bien no hace mucho era preciso acudir físicamente a un establecimiento para apostar, hoy existen más de 100.000 casinos virtuales que permiten jugar al azar sin necesidad de desplazarse. Un hecho que ha democratizado su público otorgando acceso a millones de jugadores en todo el mundo.
 
Un negocio al alza y cada vez con más adeptos
Los casinos online, además de una buena oportunidad para iniciarse en el mundillo y un espacio donde todo individuo tiene cabida, se han convertido en un negocio al alza a nivel global. De hecho, según los datos, el llamado mercado gambling pronostica un acumulado de 87,5 millones de dólares para 2024. Y no es de extrañar. Dado que la apuesta online en México se sitúa en unos números que alcanzan ya los 600 millones de dólares. Una cifra que claramente manifiesta el interés del ciudadano de a pie por el mundo de la apuesta y los juegos de azar cuyo abordaje, especialmente notorio en tiempos de crisis para alcanzar el ingreso pasivo, depara una mayor envergadura en un futuro próximo.
Si bien el principal objetivo de los casinos, tanto físicos como online, es conseguir una recompensa económica por la suerte o la agudeza, su aportación psicológica es también de suma importancia. Como se ha mencionado, los juegos de azar aportan a nuestra psique un carrusel de emociones que tanto abraza la euforia como la frustración. Este último estado anímico, a menudo propiciado por la ausencia del control que se requiere para afrontar con mesura los juegos de azar. Además, motivo por el que su regulación está siempre bajo lupa, dado que su uso descontrolado puede llevar a la adicción si no se juega con conocimiento de causa.
 
La verdadera apuesta está en la estrategia
Aunque algunas de las recomendaciones para disfrutar de los juegos de azar sean más obvias que otra cosa, es necesario ilustrar algunos consejos para hacer del juego un disfrute y no una frustración. En primer lugar, es preciso tener claro que “vencer” al azar no consiste en ganar más dinero, sino en perder menos. En ese sentido, más vale realizar una apuesta bien medida y calculada, coherente con la realidad presente del momento y lugar en el juego, que dejarse llevar por impulsos de los que podamos lamentarnos luego. Indistintamente de la tipología del juego, sea apuesta deportiva o ruleta, la templanza siempre debe estar de nuestra parte.
Es por dicho motivo que cabe guardar cierta frialdad mental ante el juego de azar. Y no sólo eso. De hecho, es recomendable que, y en especial relación a las apuestas de índole deportiva, recabemos suficiente información como para elaborar un plan de juego. Un ejemplo práctico es, en el supuesto de una apuesta de fútbol, conocer las fortalezas y debilidades de ambos equipos, así como su experiencia reciente en el terreno para predecir cuál es la apuesta ganadora. Al fin y al cabo, los juegos de azar deben afrontarse como una actividad de ocio más en nuestra sociedad. Con todas sus luces y sus sombras, pero con esa dosis de emoción capaz de reconfortarnos.
 
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Fabio Contissa
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