Inexorablemente debemos tener en cuenta el contexto y las peculiaridades de la expresión popular, en especial aquellas voces que no han sido muy atendidas
Procura tú que tus coplas,
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas,
para ser de los demás.
Manuel Machado
Bernardo Canal Feijóo nos dice que en el folklore, una expresión colectiva y anónima, habla el alma de las personas. Si bien no es el pueblo quien escribe la obra, el autor formal, poco a poco, se va diluyendo. La multitud, entonces, es quien la canta, la practica con algún ritual, y de tal manera se siente vivo y feliz.
Para Canal resulta imposible aislar el problema de la psicología, individual o social, de las condiciones sociológicas, ni los problemas sociológicos de la localización geográfica e histórica. Es decir, que inexorablemente debemos tener en cuenta el contexto y las peculiaridades. Su alta preocupación era la de escuchar e interpretar la expresión popular y, sobre todo, aquellas voces que no han sido muy atendidas.
Lo que pasa es que, según su criterio, se habían dejado bastante de lado las leyendas y las fábulas. De allí que el pensador santiagueño dedique buena parte de su tiempo a estudiar las fabulas populares y a descifrar sus claves. Las fabulas, relatos populares de animales que se comportan y expresan como seres humanos, no humanizan al animal sino que animalizan al hombre. Si bien es un género universal se utiliza, para cada caso, especies del lugar. Consideremos que las historias ocurren en una determinada región y no en cualquiera.
Así, el criollo ha delegado la representación de algunas de sus más primarias pasiones morales al zorro y sus gestos burlescos.
Canal expresa en Burla, credo, culpa en la creación anónima que la conducta del zorro corresponde a una pasión general de una fauna desposeída o físicamente débil. Oculta, en el fondo, fermentos subversivos, pero nunca llegará a ser revolucionaria.
El zorro, que se lo describe como astuto y al tigre por su fuerza carente de reflexión, sólo sale de su inferioridad por un momento pero no puede cancelar definitivamente la superioridad del poderoso. Si se puede decir, que ridiculiza la supremacía pero lamentablemente terminará, tarde o tempano, ratificando la jerarquización, la desigualdad y de una manera más irritante.
---