Se pueden mantener resultados con y sin recompensas externas, pero nunca sin refuerzos internos, por lo que el educador debe fomentarlos.
La motivación como mecanismo que estimula la acción de aprender
Parece existir acuerdo en la existencia de claras indicaciones del efecto desfavorable del refuerzo extrínseco en la motivación intrínseca de una persona, así como también podemos decir que la competición puede servir como factor extrínsecamente motivador, aunque es preciso prevenir contra generalizaciones demasiado simplistas.
El educador no debe olvidar que, a través de las recompensas externas, se puede potenciar y mejorar la motivación interna, pero que no son más que un medio, no un fin en sí mismas. Esto nos lleva a pensar que se pueden mantener resultados con y sin recompensas externas, pero nunca sin refuerzos internos, por lo que el educador debe fomentarlos:
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Planificando prácticas variadas y entretenidas.
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Recompensando el esfuerzo y el desarrollo de la ejecución más que el resultado.
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Recompensando cada logro que se va alcanzando en consonancia al mismo, sin sobrevalorarlo ni infravalorarlo.
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Utilizando el feedback sobre los progresos físicos como un alto factor motivante.
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Potenciando el refuerzo no sólo unidireccionalmente entre educador y alumno, sino también entre los propios alumnos.
Factores que influyen en la motivación
La disposición para aprender puede ser afectada por múltiples y variadas circunstancias, tanto del aprendiz como del profesor y de la propia tarea que se enseña.
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Factores ligados al alumno. Persiste aún la idea de que uno de los graves problemas de los educadores es seguir desconociendo al alumno como persona. El profesor tiene la obligación de conocer al máximo a sus alumnos, los cuales presentan grandes diferencias en cuanto a su Desarrollo Motor general, al estado madurativo y a las experiencias motrices concretas. Las capacidades y aptitudes de los alumnos, así como la experiencia anterior juegan un papel muy importante, de manera que la competencia motriz está relacionada con la percepción de seguridad en los propios recursos. Un alumno inseguro y con experiencias de fracaso motor, se sentirá menos motivado para aprender que aquel otro, que se ha visto favorecido por el éxito.
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Factores ligados a la personalidad del docente. Elementos muy destacables en el campo de la enseñanza son la compenetración y la empatía, frente a la confrontación y la oposición. La personalidad del docente desempeña un papel para mover a sus alumnos hacia la práctica entusiasta de una actividad concreta. La atmósfera que sea capaz de crear, el respeto, el diálogo, las expectativas que manifieste sobre sus alumnos, pueden ser determinantes de los niveles de adquisición a conseguir.
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Factores ligados a la tarea de aprender: Uno de los defectos que los docentes suelen tener es el presentar las tareas sin adaptación precisa para que la oferta sea atractiva y provocadora. Aspectos tales como la complejidad, la variedad, el tipo de práctica, el grado de incertidumbre, la novedad, la significación o el riesgo, pueden combinarse de muchas formas para conseguir mover a los aprendices hacia la tarea que se pretende practicar.
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Factores ligados a las condiciones materiales. Si uno de los defectos puede ser la falta de atractivo de la tarea a presentar, uno de los graves problemas puede ser la carencia de materiales. Las condiciones materiales pueden determinar el tipo de organización de la clase y condicionar la práctica de las habilidades, lo cual influye en las clases.
Estrategias para favorecer la motivación
Ruiz (1994) propone las siguientes estrategias para favorecer la motivación hacia la participación en tareas motrices, como facilitadoras del Aprendizaje Motor:
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La estructuración de la práctica. Se ha probado sobradamente el valor incitador intrínseco que poseen ciertos objetos, materiales y situaciones, entendiendo por incitador el estímulo que moviliza las conductas de los aprendices para alcanzar el objetivo. Ahora bien, también se puede provocar ese carácter incitador estructurando la práctica mediante situaciones y materiales variados, aumentando el grado de dificultad y ajustando las demandas de la tarea a los recursos del alumno (Famose, 1992). Esto supone, ir un paso por delante del nivel del alumno para conseguir que los aprendices disfruten. Otras variables a considerar son la novedad de las situaciones, de los materiales y el grado de significación de la tarea para el aprendiz. Las tareas deben presentar objetivos concretos y posibles de conseguir. La percepción de ser capaz de conseguir un objetivo moviliza la conducta de los alumnos más, que si los objetivos son inalcanzables o de excesiva facilidad de obtención.
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Valoración del esfuerzo. Valorar el esfuerzo es, para la mayoría de investigadores, tan importante o más, que valorar el resultado.
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Proporcionar conocimiento de los resultados. Uno de los efectos más relevantes de la información retroactiva sobre el Aprendizaje Motor es su capacidad motivante, de ahí que el profesor deba considerar las posibilidades que ofrece el que los alumnos conozcan lo que van alcanzando. Mediante vídeos, filmaciones o gráficas de evolución podemos mostrar a los alumnos lo que hacen y cómo lo hacen.
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Conocer el nivel de aspiraciones. Es ya clásico el descubrimiento de los efectos del nivel de aspiraciones del sujeto sobre su deseo de aprender. Como ya hemos señalado en un apartado anterior, el nivel de aspiraciones está basado, principalmente, en la interacción entre el autoconcepto del alumno y sus experiencias de fracaso, o de éxito en el ámbito motor. Dado que ni el éxito ni el fracaso serán percibidos de igual manera por cada alumno, el profesor deberá procurar ser capaz de estar al corriente de los efectos que sobre cada uno de sus alumnos pueden producir ambas posibilidades de resultados, evitando considerar a todos los alumnos por igual. Las experiencias anteriores agradables y exitosas en aspectos motores, favorecerán el deseo de aprender cualquier tipo de habilidades motrices, mientras que un pasado impregnado de fracaso y de dificultades, normalmente conlleva la inhibición y seguidamente el abandono. También el ambiente familiar y social pueden influir de manera importante en el nivel de aspiraciones de un sujeto. El profesor deberá intentar encajar las aspiraciones de los alumnos en el marco de sus posibilidades para conseguir las metas. Practicar la pedagogía del éxito, sin duda favorecerá el nivel de aspiraciones de los alumnos.
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Favorecer la participación en el establecimiento de los objetivos. La elaboración de los objetivos puede ser realizado por el profesor, o puede ser autoimpuesto por el aprendiz. Proponer la participación activa de los alumnos en el establecimiento de los objetivos, tiene un efecto motivador intrínseco, que favorece la identificación de los alumnos con los objetivos que se pretenden conseguir. La consecución de los objetivos programados posee un efecto reforzador importante que satisface dos tipos de necesidades, de autoestima y de aprobación social. Para favorecer estos efectos, el profesor debe ayudar al aprendiz a establecer los objetivos buscando que sean concretos, significativos, posibles de conseguir, que admitan las diferencias individuales y que se basen en experiencias pasadas.
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Incentivando a los alumnos. Un incentivo puede ser todo objeto material o simbólico, condición o estímulo, que activa al alumno hacia él o a separarse del mismo. Es una promesa de recompensa. Los alumnos viven en un mundo que provoca expectativas de recompensa por el esfuerzo y por los resultados. Los incentivos incitan al alumno a practicar para obtener satisfacción.
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Utilización de materiales diversos. La utilización de materiales tales como cuadernos de actividades motrices, tablones de anuncios, recopilación de noticias, fotografías de acontecimientos, películas, videos o diapositivas, constituyen estrategias que pueden aportar efectos motivacionales. De igual modo, la confección de estos materiales por los propios alumnos favorecerá el aprendizaje significativo.
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Reforzando o castigando. Los psicólogos conductistas han destacado el efecto de los refuerzos en el aprendizaje. Son refuerzos positivos las alabanzas, las sonrisas, los caramelos o cualquier otro tipo de recompensa. Su aplicación debe ser contingente a la conducta deseada. Son castigos las reprobaciones, los desprecios, las multas o las increpaciones. El refuerzo positivo es más apropiado que el castigo, recordando la necesidad de una atmósfera positiva como más propicia para el aprendizaje. Otro tipo de refuerzos son los denominados “vicarios”. Se refieren al efecto que tiene sobre el sujeto no involucrado directamente, la observación de la conducta desarrollada por otros y los refuerzos obtenidos por ella (aprendizaje observacional).
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Manifestando las expectativas. Está demostrado el efecto que las expectativas tienen en el aprendizaje motor, también denominado efecto Pigmalión. Es necesario manifestar a los alumnos lo que se espera de ellos, lo cual activa su conducta y les dispone mejor para aprender.
Conclusiones
Existe una relación de dependencia entre motivación y aprendizaje motor. En este sentido, la motivación es un pilar básico para la adquisición de nuevas habilidades motrices, así como para su consolidación.
Así mismo, la motivación también está relacionada con el autoconcepto y la autoestima de la persona (tal y como se ha estudiado en los tipos de motivación).
Por otro lado, la motivación dependerá también de ciertos factores, como son el propio sujeto, el educador y, por último, la naturaleza de la tarea. La interacción de estos tres factores determinará, igualmente, el nivel de aprendizaje motor.
Por último, en la praxis, existen diversas estrategias dirigidas a fomentar la motivación del educando. Así, la propuesta de una serie de metas alcanzables, la variabilidad en la práctica, la utilización de refuerzos y/o castigos, la utilización de materiales diversos, etc., determinarán de alguna forma el grado de motivación y aprendizaje motor del sujeto (en función de cómo se lleve a la práctica).