Han transcurrido algo más de tres décadas desde que la mujer hizo su primera incursión en la maratón en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984. En esa oportunidad y bajo los efectos negativos del calor, la humedad y la contaminación, Joan Benoit de Los Estados Unidos, se convertía en la primera mujer en coronarse campeona olímpica de maratón al hacer el recorrido de los 42 kilómetros 195 metros en un tiempo de 2 horas 24 minutos y 52 segundos. Era una atleta conocida por los amantes del atletismo en Venezuela ya que un año antes se había titulado campeona en los 3 mil metros en los Juegos Panamericanos realizados en la capital venezolana.

En otros ámbitos competitivos, la participación de la mujer en esta carrera no tiene mucho tiempo si la comparamos con la de los hombres. Con mayor efervescencia su participación a partir de los años '70, y desde entonces se ha producido un gran incremento en el número de participantes femeninas con relación a su contraparte masculina ya el número de mujeres que toman parte en ese tipo de carrera está en el orden del 40 a 45%, lo que indica que con relación al de los hombres su incremento porcentual en los últimos años ha sido mayor.

Desde hace un quinquenio, y principalmente patrocinado por algunas marcas de calzado deportivo se han puesto en marcha diversos proyectos para dar con el primer humano capaz de bajar de 2 horas en la maratón, por lo que ya hay varios candidatos en esos proyectos que cumplen con el perfil para lograr el ambicioso objetivo.

Sin embargo hasta ahora, al menos que yo lo sepa, no se ha iniciado un programa similar en procura de encontrar una mujer capaz de correr en menos de 2 horas 12 minutos en la misma distancia. Esta hazaña equivaldría a mejorar al menos 3 minutos y 25 segundos el récord de las 2 horas 15 minutos y 25 segundos establecido en Londres por la británica Paula Radcliffe, hace ya casi 15 años.

¿Con qué se cuenta para poder alcanzar la meta? En primer lugar, la mujer en hacerlo deberá mantener un promedio ligeramente por debajo de los 3 minutos y 10 segundos por cada km del recorrido y ser capaz de pasar la primera parte de su carrera a un promedio de ochenta y dos segundos más lento que el récord del mundo en la media maratón femenino para el momento de la elaboración de este artículo. En tanto para el primer hombre en lograr bajar de 2 horas en la mítica distancia debería pasar a un parcial de menos de una hora en promedio para la primera mitad del mismo, casi un minuto y medio más lento que el actual récord del mundo para la media maratón, el cual en la actualidad está en las piernas del eritreo Zersenay Tadese con 58.23. Arbitrariamente considero que es más viable que un hombre baje de 2 horas en una maratón a que una mujer sea capaz de mejorar las 2 horas 12 min en la misma distancia. 

Recientemente la keniata Peres Jepchirchir estableció un nuevo récord del mundo de media maratón al completar la prueba en 1h 05' 06" en Emiratos Árabes Unidos, evento donde también además a su paso por los 20 kilómetros la campeona del mundo de 2016 de media maratón estableció el récord mundial de esta distancia, con 1h 01' 40", por lo que podría ser considerada como una de las más serias aspirantes a lograr tal meta. Es lógico pensar en otras candidatas para alcanzarlo, todas ellas provenientes del este de África: etíopes, keniatas y eritreas; sin que ello implique que alguna de las que en la actualidad lideran las grandes competiciones en el ámbito mundial sea quien lo logre ya que siempre hay que contar con la inmensa cantera de corredoras provenientes de ese lado del planeta.

¿Pero, y solo con nacer allí es suficiente para lograr tal meta? Indudablemente que no. Se hace necesario cumplir con una serie de parámetros que garanticen las mayores condiciones para que una mujer logre correr bajo las 2 horas 12 minutos en una carrera de maratón. Si hacemos un análisis de las mejores corredoras de largas distancias en la actualidad en el mundo y la posibilidad de que alguna de ellas lo logre, vemos que hay varias aspirantes, desde Jepchirchi, Genzebe Dibaba, su hermana Tirunesh u otras representantes de la gran cantera de corredoras de África del este. 

Para llevar a cabo tal hazaña se debe contar con una mujer de grandes condiciones físicas, un cuerpo diseñado para correr largas distancias, bajo peso, alto consumo de oxígeno, mucha economía de carrera, y más aún, una extraordinaria capacidad volitiva.

Se requiere de mujeres que sean capaces de correr sus 10 mil metros en promedios de 29.05 a 29.25, lo cual les asegurará la velocidad y colchón suficiente como para soportar pasar a una media de 3.09 por km para el maratón, así como una gran disposición de fibras musculares especificas altamente capacitadas para además de consumir grasas como sustrato energético, también puedan consumir de forma eficiente el glucógeno y así poder mantener tal nivel de intensidad durante esfuerzos de prolongada ejecución. 

Además de corredoras con las cualidades antes señaladas, se hace necesario el concurso de un grupo selecto de buenos entrenadores, con amplia experiencia en preparación de corredores de maratón y desde luego con excelentes resultados a nivel olímpico y mundialista en esta prueba, que unan criterios para diseñar un plan de trabajo que se acerque a la perfección y hacer más viable el objetivo propuesto.

¿Y la ciencia cómo ayudaría? Bueno, lo primero que habría que colocar sobre el tapete en cualquier proyecto serio destinado a alcanzar tal fin es la exclusión de toda forma de doping, por lo que para estructurar un equipo de trabajo realmente competente se debe contar con la participación de un grupo de especialistas en materia de lucha contra el dopaje a fin de que los logros que se alcancen estén realmente dentro de los parámetros legales, pero a la vez con suficientes conocimientos, nutricionales, y fisiológicos como para elaborar un programa de asistencia exógena a las candidatas a lograr la mencionada meta que permita que estas tengan la capacidad de restablecerse metabólicamente y físicamente de la manera más eficiente luego de cada sesión de entrenamiento, donde la ingesta de sustancias nutrientes sea lo suficientemente útil y que haga que el músculo pueda contar con una mayor cantidad de energía para afrontar la distancia, es decir, donde la glucosa nunca deje de estar presente en el músculo durante cada fase de la carrera. Ese equipo interdisciplinario debe velar por conseguir la formula exacta para que factores exógenos como la temperatura, altitud sobre el nivel del mar y humedad tengan el menor impacto negativo sobre el rendimiento. 

Por otro lado, la corredora o corredoras que intenten alcanzar ese tiempo deben contar con un equipo con la mejor experiencia en el restablecimiento físico de corredores post entrenamientos y competiciones: masajista, fisiatra, fisioterapista, biomecánico, psicólogo, preparador físico, etc. que elaboren el más acertado programa de adecuación atlética para preparar los músculos y tendones para soportar los rigores del entrenamiento y competición, así como para restablecerlo con masajes y otras técnicas luego de sus intensas sesiones de entrenamiento.

La presencia de buenos entrenadores y planificadores es de vital importancia, pero también lo es que la ruta seleccionada para la competición y las liebres sean las adecuadas.

También se requiere el uso de un calzado y vestimenta que proporcione respuestas positivas a la exigencia y rigor de mantener ese paso de carrera y la manera de hacerlo más eficiente y económico. Como mencioné al principio, ya algunas firmas comerciales andan es ese proyecto por lo que para nada nos debe sorprender que en cualquier momento aparezcan en el mercado zapatos de carrera individualizados que cumplan con el objetivo deseado, que no es otro que permitir que el pie de la corredora esté el menor tiempo posible en contacto con el piso y además con una mayor capacidad de retorno de la energía al pisar, prácticamente un calzado que se adecue a las necesidades individuales de cada corredora y que se asemeje a una extensión de las piernas de estas. 

¿Cómo hacerlo? Dejemos ese factor a la ciencia, pero sin que esta sobrepase los límites de lo ético.

Como sabemos, el cuerpo humano puede alcanzar fronteras insospechadas, pero a medida que esas fronteras se hacen cada vez más ambiciosas, es más necesaria la participación de las ciencias, y más importante aún, más importante que alcanzar esas metas está el hecho de que el principal logro no es la marca per se, sino más bien cómo lograrla, sin que sea un atentado a la salud y a la honestidad del deporte. Y es precisamente allí donde está el meollo del asunto, la muy delgada línea existente entre correr natural y correr bajo la influencia de las sustancias prohibidas, y para completar el triángulo, correr natural – correr bajo los efectos del doping - y la manera como la ciencia se involucra, a favor o en contra. 

No está muy lejano el día en que se crucen ambos umbrales, la de menos de 2 horas en la maratón para los hombres y la de menos de 2 horas 12 para las mujeres. Probablemente en menos de una década se alcance, y esperemos que la corredora o corredor que lo logre no haya sido como resultado de ser un ratoncillo de laboratorio y que lo haga disfrutando su entrenamiento y su competición, su relación con otras personas y su amigos y familia. De no ser así ¿dónde queda la esencia del correr?

 

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Eduardo Navas Rodríguez