Sin dudas, el notable periodista Dante Panzeri incomodó con sus opiniones contundentes, que a veces llegaban a ser demoledoras, al medio pelo del periodismo argentino. Un tipo de periodismo siempre volcado a resaltar lo banal, tratando por ese medio de enmascarar su pobreza de pensamiento. Una cuestión que se ha agudizado con el vertiginoso ascenso de la insignificancia en el proceso de deterioro que ha sufrido nuestra cultura futbolística.

De allí que las ideas de Panzeri, intensamente personales, resistan tozudamente el paso de los años, quedando encasillado como un periodista atípico que tuvo que vencer muchas resistencias al decidir transitar por un camino propio y salir prontamente de la manada. Un verdadero aguafiestas en el seno de una esfera cultural que giraba graciosamente al permanente resonar de palabras huecas, más que por la creatividad que mostraban algunos de sus miembros.

Mientras un conjunto de cronistas caían derrotados por su adhesión irreflexiva a las opiniones generalizadas y  a su insinceridad, las opiniones de Panzeri lograrían tener  un impacto considerable en la comunidad deportiva pese a las duras descalificaciones de sus enemigos. Sobre todo a partir de su capacidad para distinguir moralmente lo correcto de lo incorrecto, en un ámbito donde siempre se platean demasiados interrogantes sobre las coordenadas éticas.

Toda comunidad necesita de personas que resultan intransigentes cuando se produce un fuerte aflojamiento de los vínculos morales y de  la formación adecuada para desarrollar una actividad, pues se constituyen en una suerte de guías que orientan las conductas de los demás. Aun ideales, dignifican.

Dante Panzeri optó por mantener la ética individual al verse inmerso, inevitablemente, en el clima de relativismo moral propio del ámbito futbolístico local de las décadas del sesenta y setenta del siglo pasado, asimismo en el repudio.

Hace muy pocos años la editorial española Capitán Swing tuvo la deferencia de invitarme, junto a prestigiosos periodistas, a presentar una reedición del libro Fútbol. Dinámica de lo impensado. Lo rescataron del olvido intentando reubicarlo en el presente, dada la vigencia de las convicciones del autor, el siempre ingenioso Dante Panzeri.

Recuerdo que aquella noche, tan cargada de emociones, tomé prestado un párrafo de una poesía que el vate Joaquín Giannuzzi dedicara a Almafuerte y la reproduje para esta ocasión. Dice así: "Le agradezco mucho la incomodidad de haber estado vivo alguna vez, pero más le agradezco el entusiasmo que puso en estar incómodo."

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Roberto Di Giano es Sociólogo, UBA