Estudiar determinados temas culturales no daba ningún tipo de prestigio en una época en que prevalecían los análisis en cuestiones políticas y económicas
En el ámbito futbolístico local se realizan muchísimas notas desde un punto de vista anecdótico. Las mismas alcanzan protagonismo en un medio donde prima la fuerte manía de no llegar al fondo de las cosas. Así, con escaso sentido crítico se reproducen datos para señalar, con demasiada frecuencia, hechos superficiales. Si se subrayan temas importantes, generalmente se los toma en forma aislada, desligados de la estructura social, una cuestión básica para entender cualquier problema en profundidad.
No siempre fue igual. Concretamente en la década del sesenta del siglo pasado, irrumpieron voces que se ubicaron fuera del coro periodístico que fomenta la banalidad y la fuga permanente de la verdad. Tal el caso de Dante Panzeri, una persona de una sinceridad inusual, que escribió un libro que sigue teniendo, aún hoy, plena vigencia: Fútbol. Dinámica de lo impensado (Paidós, Buenos Aires, 1967). Asimismo, dicho autor presentaría posteriormente a los lectores Burguesía y gansterismo en el fútbol (Libera, Buenos Aires, 1974), una obra que despertó vivas polémicas y exasperó a poderosos agentes de la esfera deportiva que pretendieron eclipsarla prontamente. Sin embargo, con voluntad e imaginación férrea, Panzeri siguió buscando caminos innovadores para elevar el espíritu crítico.
Un esfuerzo en el mismo sentido, pero desde una perspectiva más estrictamente sociológica, lo llevaría a cabo Julio Mafud. En su libro Sociología del fútbol (Americalee, Buenos Aires, 1967) este lúcido analista depositó todas sus energías creativas para darle un tratamiento más riguroso, metódico, al estudio de una actividad social y cultural que resultaba tan importante para los argentinos. Precisamente, en dicho volumen se tratan los aspectos más significativos de la cultura futbolística con la voluntad de liberarlos de los estereotipos y otros lastres que dificultan la percepción. Desde su trinchera de papel Mafud cuestionaba lo siguiente: “¿Cómo puede explicarse que un fenómeno social que arrastra o atrae a millones de aficionados en el mundo entero no sea desentrañado y analizado por la ciencia social?
Apoyado también en los saberes de la sociología, una ciencia mirada con particular atención en aquella época, Juan José Sebreli, quien hizo abundante hincapié en la alienación, despertó inquietudes en algunos lectores a partir de un puñado de críticas certeras que dieron en el blanco pero sobre todo a partir del rechazo visceral que suscitaron sus escritos en la comunidad deportiva en general.
Asimismo, resulta importante destacar que Roberto Santoro, un lúcido escritor desaparecido por la última dictadura militar, llevó a cabo en la época antes referida, la tarea de recopilar textos literarios relacionados con el fútbol que después editaría con el título La literatura de la pelota (Editorial Papeles de Buenos Aires, Buenos Aires, 1971). En dicha obra el autor reproduce algunos de sus hallazgos como el poema Córner que formaría parte del libro Penúltimo poema del fútbol, salido a la luz en 1924. Precisamente Bernardo Canal Feijóo, un original escritor nacido en Santiago del Estero, sensible a los movimientos culturales de vanguardia, resultó ser un verdadero pionero con dicho texto en esto de abordar el fútbol desde el campo de la literatura.
Cabe mencionar que si bien existieron otros intentos aislados, ellos no llegaron a disimular que existía una sensibilidad adormecida en relación a concretar estudios críticos que involucraran al ámbito futbolístico. Una cuestión que ayudaría a forjar en la mente de los aficionados una conformidad resignada ante los cambios de rumbos decididos por los agentes predominantes de dicho ámbito.
En mi caso, hace ya tres décadas me decidí a estudiar algunos aspectos del fútbol argentino. Pensé en aquel momento que no podía haber temas menores para las ciencias sociales y los encaré siendo plenamente consciente que el camino a transitar no iba a ser fácil. Estudiar determinados temas culturales no daba ningún tipo de prestigio en una época en que en el mundo académico prevalecían los análisis que se centraban en cuestiones políticas y económicas con una cada vez mayor intromisión de concepciones surgidas de organismos internacionales.
Agradezco el apoyo que me brindaron algunos colegas que analizaban otras esferas culturales. Incluso recuerdo que celebraron mi aventura intelectual y sin ningún tipo de prejuicios me abrieron algunas puertas, convencidos de que de una manifestación cultural como el fútbol se podían sacar conclusiones profundas sobre la sociedad (quisiera señalar, entre ellos, a Lucas Rubinich, llamado a ejercer posteriormente la dirección de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires).
Fuera del ámbito académico tuve la oportunidad de conocer a Tomás Sanz, director de la sección Pelota de la mítica revista Humor, con quien mantuve fructíferas charlas sobre cuestiones significativas de nuestra cultura futbolística, aprovechando la penetrante mirada del humorista gráfico. Asimismo, me acercó gentilmente materiales difíciles de hallar que enriquecieron mi investigación.
En 1997 fundé junto a otros compañeros, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, el Área Interdisciplinaria de Estudios del Deporte. Después de las reuniones, café de por medio, uno de los integrantes más delirantes del grupo me hablaba de la importancia que estaba adquiriendo Internet y sobre todo de uno de sus más caros sueños: que la revista que había creado, hoy en www.efdeportes.com, se constituyera en un referente para quienes estudiaban el tema del deporte en Iberoamérica, cosa que después evidentemente sucedió. Hablo de Tulio Guterman, en quien yo veía algo así como un espejo donde se retrataba mi propia “locura” y eso me cargaba de futuro... (Es posible que con las excentricidades propias de la “locura” no siempre se gane altura, pero lo cierto es que sentí en aquel momento que me alejaba, cada vez con más fuerza, de ese chato mundo que nos impone la cordura).
Pasé muchas horas revisando revistas deportivas, especialmente en el Círculo de Periodistas Deportivos donde recuerdo gratamente el buen trato
que me dispensó Elba, encargada de la biblioteca, y en el archivo de TEA y Deportea donde Héctor Corti, Marcelo Massarino, Victor Raffo y Enrique Stroppiana a la excelente atención para suministrar los materiales que necesitaba, le sumaban comentarios que me enriquecieron mucho.
Los demás pasos de mi itinerario son más conocidos: libros especializados que coordiné en colaboración, un prólogo, irremediablemente cargado de afecto, a un texto del antropólogo francés Christian Bromberger, Significaciones de la pasión popular por los clubes de fútbol (Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires, 2001), fruto de una rica exposición suya en Buenos Aires. Varios artículos y videos en Lecturas: Educación Física y Deportes. El orgullo de haber colaborado en la obra El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX y también en el Diccionario del Pensamiento Alternativo, dirigidos por los destacados filósofos Hugo Biagini y Arturo Roig.
Quedan para mencionar mis tres libros editados por Leviatán que fueron posteriormente reunidos y ampliados en el volumen Fútbol, poder y discriminación social en 2010.
Por último, me gustaría señalar que ser testarudo y no haber seguido el camino seguro marcado por otros, me hizo ver otras realidades, despertar a nuevas verdades y compartir la vida con amigos que sólo sostienen esperanzas que tienen fundamento.
En el ámbito futbolístico local se realizan muchísimas notas desde un punto de vista anecdótico. Las mismas alcanzan protagonismo en un medio donde prima la fuerte manía de no llegar al fondo de las cosas. Así, con escaso sentido crítico se reproducen datos para señalar, con demasiada frecuencia, hechos superficiales. Si se subrayan temas importantes, generalmente se los toma en forma aislada, desligados de la estructura social, una cuestión básica para entender cualquier problema en profundidad.
No siempre fue igual. Concretamente en la década del sesenta del siglo pasado, irrumpieron voces que se ubicaron fuera del coro periodístico que fomenta la banalidad y la fuga permanente de la verdad. Tal el caso de Dante Panzeri, una persona de una sinceridad inusual, que escribió un libro que sigue teniendo, aún hoy, plena vigencia: Fútbol. Dinámica de lo impensado (Paidós, Buenos Aires, 1967). Asimismo, dicho autor presentaría posteriormente a los lectores Burguesía y gansterismo en el fútbol (Libera, Buenos Aires, 1974), una obra que despertó vivas polémicas y exasperó a poderosos agentes de la esfera deportiva que pretendieron eclipsarla prontamente. Sin embargo, con voluntad e imaginación férrea, Panzeri siguió buscando caminos innovadores para elevar el espíritu crítico.
Un esfuerzo en el mismo sentido, pero desde una perspectiva más estrictamente sociológica, lo llevaría a cabo Julio Mafud. En su libro Sociología del fútbol (Americalee, Buenos Aires, 1967) este lúcido analista depositó todas sus energías creativas para darle un tratamiento más riguroso, metódico, al estudio de una actividad social y cultural que resultaba tan importante para los argentinos. Precisamente, en dicho volumen se tratan los aspectos más significativos de la cultura futbolística con la voluntad de liberarlos de los estereotipos y otros lastres que dificultan la percepción. Desde su trinchera de papel Mafud cuestionaba lo siguiente: “¿Cómo puede explicarse que un fenómeno social que arrastra o atrae a millones de aficionados en el mundo entero no sea desentrañado y analizado por la ciencia social?
Apoyado también en los saberes de la sociología, una ciencia mirada con particular atención en aquella época, Juan José Sebreli, quien hizo abundante hincapié en la alienación, despertó inquietudes en algunos lectores a partir de un puñado de críticas certeras que dieron en el blanco pero sobre todo a partir del rechazo visceral que suscitaron sus escritos en la comunidad deportiva en general.
Asimismo, resulta importante destacar que Roberto Santoro, un lúcido escritor desaparecido por la última dictadura militar, llevó a cabo en la época antes referida, la tarea de recopilar textos literarios relacionados con el fútbol que después editaría con el título La literatura de la pelota (Editorial Papeles de Buenos Aires, Buenos Aires, 1971). En dicha obra el autor reproduce algunos de sus hallazgos como el poema Córner que formaría parte del libro Penúltimo poema del fútbol, salido a la luz en 1924. Precisamente Bernardo Canal Feijóo, un original escritor nacido en Santiago del Estero, sensible a los movimientos culturales de vanguardia, resultó ser un verdadero pionero con dicho texto en esto de abordar el fútbol desde el campo de la literatura.
Cabe mencionar que si bien existieron otros intentos aislados, ellos no llegaron a disimular que existía una sensibilidad adormecida en relación a concretar estudios críticos que involucraran al ámbito futbolístico. Una cuestión que ayudaría a forjar en la mente de los aficionados una conformidad resignada ante los cambios de rumbos decididos por los agentes predominantes de dicho ámbito.
En mi caso, hace ya tres décadas me decidí a estudiar algunos aspectos del fútbol argentino. Pensé en aquel momento que no podía haber temas menores para las ciencias sociales y los encaré siendo plenamente consciente que el camino a transitar no iba a ser fácil. Estudiar determinados temas culturales no daba ningún tipo de prestigio en una época en que en el mundo académico prevalecían los análisis que se centraban en cuestiones políticas y económicas con una cada vez mayor intromisión de concepciones surgidas de organismos internacionales.
Agradezco el apoyo que me brindaron algunos colegas que analizaban otras esferas culturales. Incluso recuerdo que celebraron mi aventura intelectual y sin ningún tipo de prejuicios me abrieron algunas puertas, convencidos de que de una manifestación cultural como el fútbol se podían sacar conclusiones profundas sobre la sociedad (quisiera señalar, entre ellos, a Lucas Rubinich, llamado a ejercer posteriormente la dirección de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires).
Fuera del ámbito académico tuve la oportunidad de conocer a Tomás Sanz, director de la sección Pelota de la mítica revista Humor, con quien mantuve fructíferas charlas sobre cuestiones significativas de nuestra cultura futbolística, aprovechando la penetrante mirada del humorista gráfico. Asimismo, me acercó gentilmente materiales difíciles de hallar que enriquecieron mi investigación.
En 1997 fundé junto a otros compañeros, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, el Área Interdisciplinaria de Estudios del Deporte. Después de las reuniones, café de por medio, uno de los integrantes más delirantes del grupo me hablaba de la importancia que estaba adquiriendo Internet y sobre todo de uno de sus más caros sueños: que la revista que había creado, hoy en
www.efdeportes.com, se constituyera en un referente para quienes estudiaban el tema del deporte en Iberoamérica, cosa que después evidentemente sucedió. Hablo de
Tulio Guterman, en quien yo veía algo así como un espejo donde se retrataba mi propia “locura” y eso me cargaba de futuro... (Es posible que con las excentricidades propias de la “locura” no siempre se gane altura, pero lo cierto es que sentí en aquel momento que me alejaba, cada vez con más fuerza, de ese chato mundo que nos impone la cordura).
Pasé muchas horas revisando revistas deportivas, especialmente en el Círculo de Periodistas Deportivos donde recuerdo gratamente el buen trato que me dispensó Elba, encargada de la biblioteca, y en el archivo de TEA y Deportea donde Héctor Corti, Marcelo Massarino, Victor Raffo y Enrique Stroppiana a la excelente atención para suministrar los materiales que necesitaba, le sumaban comentarios que me enriquecieron mucho.
Los demás pasos de mi itinerario son más conocidos: libros especializados que coordiné en colaboración, un prólogo, irremediablemente cargado de afecto, a un texto del antropólogo francés
Christian Bromberger,
Significaciones de la pasión popular por los clubes de fútbol (Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires, 2001), fruto de una rica exposición suya en Buenos Aires. Varios artículos y videos en
Lecturas: Educación Física y Deportes. El orgullo de haber colaborado en la obra
El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX y también en el
Diccionario del Pensamiento Alternativo, dirigidos por los destacados filósofos
Hugo Biagini y
Arturo Roig.
Quedan para mencionar mis tres libros editados por Leviatán que fueron posteriormente reunidos y ampliados en el volumen Fútbol, poder y discriminación social en 2010.
Por último, me gustaría señalar que ser testarudo y no haber seguido el camino seguro marcado por otros, me hizo ver otras realidades, despertar a nuevas verdades y compartir la vida con amigos que sólo sostienen esperanzas que tienen fundamento.
Roberto Di Giano es Sociólogo, UBA