Posibles efectos psicológicos negativos de la actividad física
Hemos de tener presentes, que la realización de actividad física no siempre es un hábito saludable. A veces puede ser síntoma de problemas psicológicos.
En las personas que sufren algún tipo de trastorno de la alimentación, hemos de tener en cuenta que la realización de actividad física es un arma de doble filo.
Por un lado, y como ya mencionamos con anterioridad, proporciona una serie de beneficios, pero también tenemos que pensar que las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, realizan la práctica de actividad física de manera compulsiva y con el único propósito de quemar calorías para así conseguir perder el peso que ellos/as piensan que les sobra.
Por tanto hemos de considerar, que la realización de actividad física de manera compulsiva, a parte de agravar la situación de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, también acarrea una serie de efectos psicológicos negativos, como son:
Anorexia y bulimia nerviosas y la actividad física
Es evidente que existe estrecha relación entre los trastornos del comportamiento alimentario y la actividad física. La actividad física “para adelgazar” es una conducta compensatoria habitual de los excesos de peso reales o supuestos.
El exceso de actividad, la “hiperactividad”, de la mayoría de los/as pacientes que sufren trastornos alimentarios es un hecho proverbial. Tradicionalmente se ha considerado que esta actividad física más o menos desmedida de anoréxicos/as y bulímicos/as era una consecuencia de su trastorno alimentario, de su preocupación por la silueta y el peso. Sin embargo, actualmente se piensa, por lo menos en muchos casos, que la relación de causa a efecto bien pudiera estar invertida, o adoptar modalidades impensadas hace muy poco tiempo.
Parece demostrado que tanto humanos como no humanos reducen su ingestión alimentaria cuando la actividad física se hace excesiva. Si la actividad es moderada, la reducción suele ser temporal. También se ha observado que la reducción alimentaria suele ir asociada al grado de cambio de la actividad física; es decir, cuanto más habitual y regular es la actividad en cuestión, tanto menos se altera el patrón de ingestión. La persona sedentaria que inicia un programa de ejercicio físico o el deportista que incrementa su entrenamiento pueden experimentar “pérdida de apetito”. Esta pérdida discurre durante la ingestión o con una disminución del poder reforzador del alimento.
Estos datos permiten formular diversas hipótesis. La más importante sería la posibilidad de que existiera un tipo de anorexia basado fundamentalmente en la actividad física. La actividad física por sí sola no podría explicar todo el cuadro anoréxico, puesto que los datos experimentales sólo señalan relación entre la actividad física y la pérdida de peso si se produce restricción alimentaria.
Por tanto, la auténtica situación de riesgo vendría definida por la reducción de la alimentación y la oportunidad de practicar o estar practicando algún género de actividad física. En tal caso, esta actividad iría incrementándose a medida que descendiera el peso y se incrementara la restricción alimentaria. Esta concatenación de hechos no puede desestimarse al juzgar la anorexia en general.
Pero debe ser ubicada en un muy primer plano al abordar el tema de los trastornos alimentarias asociados a la práctica deportiva.
Conclusiones
En primer lugar, deberíamos resaltar que los medios de comunicación realizan una labor muy negativa en contra de este tipo de enfermedades. Por lo tanto, deberíamos cambiar el ideal estético, buscando formas más positivas y saludables de vivir, que impliquen mayor respeto hacia el propio cuerpo y la integridad personal. También deberíamos plantearnos él cuestionarnos los modelos actuales, para poder mantener una actitud más crítica y asumir unos valores diferentes.
La adolescencia y la juventud son momentos de mayor vulnerabilidad, ya que las personas construyen su propia identidad. Para un adolescente es más difícil tener un criterio y unos valores propios, entre otras cosas, porque el grupo es muy importante en esta etapa. Por tanto, sería de gran utilidad, realizar campañas informativas de forma indirecta tanto en escuelas, como en institutos o incluso en asociaciones para las mujeres, con el fin de dar a conocer este tipo de enfermedades.
Aún queda mucho por saber sobre este tipo de enfermedades, es preciso, por tanto, seguir profundizando en el estudio y la investigación, intentar conseguir tratamientos más efectivos, así como procurar aumentar los recursos asistenciales.
También sería útil, apoyar y promover organizaciones de auto ayuda que cumplen una importante labor de sensibilización social, de información y apoyo a familiares y personas afectadas. Asimismo, realizar acciones reivindicativas para intentar conseguir una mejor asistencia médica y psicológica.
Por otro lado debemos tener muy presente, que los que nos encargamos de la educación de niños y niñas también tenemos una labor muy importante en la detección precoz de estos trastornos, observando los comportamientos, cambios emocionales y aspecto físico que pueden hacer pensar en un problema de alimentación.
En lo referente a la práctica de actividad física y este tipo de enfermedades, lo más importante sería dar a conocer, que los principales objetivos a la hora de realizar cualquier práctica deportiva deberían ser:
Valorar los efectos positivos que tiene la práctica habitual y sistemática de actividades físicas sobre el desarrollo personal, en los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y en la mejora de las condiciones de calidad de vida y salud.
Comportarse de forma consecuente con un conocimiento responsable del cuerpo y de sus necesidades, evitando las prácticas que tienen un efecto negativo para la salud.
Examinados los resultados de de diferentes investigaciones en relación a los trastornos Alimentarios , la Actividad física y el deporte de Alto Rendimiento Deportivo, podemos decir que en general entre todos ellos existe relación, es decir, que los trastornos alimentarios inciden en sujetos dedicados a determinados deportes y actividad física. Sin embargo a este respecto existe una gran polémica, puesto que algunos autores consideran que determinados individuos al estar involucrados en actividades deportivas desarrollan trastornos alimentarios; mientras que otros autores afirman que los sujetos que padecen trastornos alimentarios realizan actividades deportivas como medio de control de peso y además , los deportistas no presentan las mismas características psicopatológicas que presentan las personas no deportistas con trastornos alimentarios.
Si nos centramos en el trastorno capital de este área de estudio, la anorexia Nerviosa encontramos que se presenta fundamentalmente en nuestras féminas dedicadas al ballet, gimnasia rítmica o artística y al atletismo modalidad carreras de fondo. Los deportistas que sufren este trastorno muestran características psicopatológicas semejantes a los enfermos con este tipo de trastornos, no obstante, el que los deportes donde mas frecuente se presenta sean los anteriormente citados, puede deberse a sesgos en la selección de las muestras, ya que la mayoría de los estudios no comparan las características de este trastorno en los diferentes deportes, sino que se centran exclusivamente en aquellos que requieren un bajo peso corporal.
La sintomatología propia de la Bulimia Nerviosa ha sido identificada en sujetos, varones, mujeres, dedicados a deportes de lucha boxeo, Gimnasia y la natación. En este sentido, Drewnowski y Grinker (1987), defienden que la preocupación por el peso y la motivación para adelgazar pueden ser los precursores de los trastornos alimentarios asociados a algunas formas de entrenamiento riguroso y que exija gran esfuerzo.
Respecto a las variables que están relacionadas con el desarrollo de los trastornos alimentarios en Actividad Física y Deporte, encontramos que las más destacables son: Presión Social; El carácter Competitivo de las Actividades, la Percepción del sujeto en cuanto a su Peso Ideal y las Características de los Deportes.
Las investigaciones han evidenciado la importancia que ejercen las presiones sociales sobre los deportistas para que se ajusten a determinados estereotipos estéticos y como ello repercute en el desarrollo de trastornos alimentarios. En el ámbito deportivo, el carácter competitivo y sus acciones se suman a este tipo de presiones. A veces, las actividades competitivas en las que se hallan involucrado el deportista ocasiona una auto exigencia muy elevada para conseguir logros importantes; auto exigencias que pueden repercutir en su salud física psicológica.
Otra variable importante, es al necesidad del deportista de mantener un peso corporal óptimo para lograr el éxito en sus actividades. En concreto, la percepción que el sujeto tenga de su propio cuerpo y peso, y comparación de este con el que el o ella considera “ideal”, puede provocar una serie de conductas dietéticas anómalas encaminadas a adelgazar.
Y para finalizar, una variable considerada en la totalidad de los trabajos, es el tipo de Actividad física en el deporte en el que los sujetos se encuentran inmersos. En general los deportes en los que han sido identificados trastornos alimentarios son aquellos en los que el bajo peso resulta beneficioso para los movimientos y en los que se valora la buena presencia ante jueces (gimnasia, ballet); los de resistencia (carreras) o aquellos en los que se establecen categorías por peso (boxeo, lucha).