Según la OMS de 300 millones de personas (un 4% de la población alrededor del mundo) sufren depresión. Este trastorno también afecta el mundo del deporte
En 2016, Michael Phelps se convirtió en el participante de los Juegos Olímpicos con más medallas conseguidas, con un total de 28. Pese a ser seguramente el nadador más importante de la historia y a tenerlo todo a su disposición, el estadounidense ha tenido que lidiar con otra batalla, en este caso fuera del agua: la depresión. Sus problemas de salud mental ya venían de lejos, pero se agudizaron después de Londres 2012 y a día de hoy su lucha todavía no ha terminado.
Según la Organización Mundial de la Salud, 300 millones de personas alrededor del mundo sufren depresión, lo que equivale aproximadamente a un 4% de la población. Aunque sea solo por estadística, por lo tanto, este trastorno también afecta el mundo del deporte. Existen varios factores que pueden influir en el estado de ánimo de un atleta, como puede ser el
estar lejos de los suyos, los periodos de lesiones, la dureza de la competitividad o perder tras llegar a lo más alto.
Un buen ámbito para entender esta tristeza y ansiedad que sienten los deportistas pese a haber alcanzado la cima del éxito es el fútbol, donde la depresión afecta a un
38% de los jugadores. El guardameta
Loris Karius o el mediocampista
Andrés Iniesta son dos de los futbolistas que no han podido hacer frente a la presión y han reconocido pasar por baches emocionales. Otro ejemplo es el del alemán
Robert Enke, que se suicidó en 2006 tras varios años de lucha.
La depresión también está muy presente en la NBA, la liga de baloncesto profesional más importante a nivel internacional. Son varios los casos que han ocupado los titulares de los principales medios de comunicación, como cuando recientemente, durante un partido contra los Atlanta Hawks, Kevin Love sufrió un ataque de pánico y tuvo que dejar el tercer cuarto para, poco después, ingresar a un centro médico por problemas respiratorios.
En cualquiera de las circunstancias, el primer paso a dar para superar una depresión es visitar un psicólogo que pueda ayudar al enfermo a saber navegar por estos tiempos tumultuosos. También viene bien cuidar la alimentación, hacer ejercicio e intentar no darle demasiadas vueltas a las cosas. No hay que olvidar las varias iniciativas que algunos deportistas que han padecido esta patología están llevado a cabo para ayudar a otros que también la están sufriendo.
Para Phelps, una forma de contribuir es hablando de su experiencia personal de forma pública. Aunque no ha sido un camino fácil, en sus últimas declaraciones, la leyenda de la nataciónse ha mostrado optimista y ha mandado un mensaje de esperanza a todos los que están pasando por lo mismo. Por otro lado, consciente de que la depresión es una realidad entre sus jugadores, la NBA ha creado el
Programa de Salud Mental y Bienestar para poder detectar casos similares.
La depresión es una realidad en la sociedad actual y, por lo tanto, también en el deporte de élite. Incluso en disciplinas que no reciben tanta atención mediática, como el montañismo, son también cada vez más los deportistas que se atreven a confesar sus problemas de salud mental. Lo hacía hace unos días la gran alpinista Edurne Pasabán, que reconoció haber tocado fondo antes de convertirse en mamá y haber intentado quitarse la vida en hasta dos ocasiones.